La función del diseñador gráfico no sólo reside en comunicar un mensaje visualmente sino en que este mensaje sea efectivo, responda a las necesidades del cliente y cumpla con sus objetivos de comunicación.
Es fundamental el proceso previo, su investigación, conceptualización, desarrollo y producción. En esta etapa es donde se identificará y destacará al “buen diseñador” frente al resto.
El diseñador gráfico no nace como ser creativo sino que lo va desarrollando a través de tiempo.
La creatividad no es algo que se adquiere sino que se activa a través de mecanismos mentales. Cada uno recibe estímulos de su entorno, archiva imágenes que debe aprender a rescatarlas a la hora de necesitarlas.
Debe poder conjugar ideas, fundamentarlas conceptualmente y expresarlas gráficamente. A su vez, tener una apertura mental capaz de escuchar y aceptar críticas sobre su trabajo.
Por último, manejar recursos tecnológicos y actualizarse permanentemente.
